Tomado de http://pst-cr.blogspot.com/
Recientemente la presidente de Costa Rica, Laura
Chinchilla, destituyó en forma expedita a la viceministra de Juventud, Karina
Bolaños, al circular públicamente un video personal. Desde Las
Rojas contra el Patriarcado y el Partido
Socialista de las y los Trabajadores nos sumamos a la ola de repudio ante
el accionar del gobierno, por considerarlo moralista y cargado de un fuerte
peso machista.
En medio de los recientes escándalos por casos de
corrupción en la construcción de la trocha fronteriza y otras instituciones del
gobierno, Chinchilla lapida a Karina Bolaños aduciendo que es lo mejor para que
sobrelleve el caso de manera personal, pero que en realidad es un claro acto de
sanción a una mujer por el sólo hecho de realizar una expresión de su
sexualidad, la cual por motivos ajenos a su control se filtró a las redes
sociales.
Esto confirma que el gobierno de Chinchilla tolera y
protege a funcionarios con denuncias por corrupción, como el vicepresidente
Luis Liberman, el ministro de educación Leonardo Garnier y al exministro de
Hacienda Fernando Herrero, los cuales utilizaron su influencia política para
emplear a su amiga (los dos primeros) y esposa (el tercero) en multimillonarias
licitaciones de servicios en varias instituciones estatales. También el
exdiputado y expresidente ejecutivo del Instituto de Acueductos y
Alcantarillados fue protegido por la mandataria cuando realizó un viaje
personal utilizando fondos públicos. En este caso la presidenta Chinchilla,
exhibiendo una enérgica doble moral, expulsa de su labor a Bolaños por grabarse
en la intimidad de su vida privada.
Desde Las Rojas
contra el Patriarcado y el Partido
Socialista de las y los Trabajadores no defendemos la figura política ni la labor
de Bolaños dentro del Ministerio de Cultura, pues es una representante
del Partido Liberación Nacional, organización que durante décadas ha sido un
pilar del capitalismo costarricense que oprime y explota a mujeres, personas
sexualmente diversas y a la clase trabajadora.
Sin embargo, hacemos notar la diferencia con que Chinchilla
asume los problemas con sus funcionarios según sean hombres o mujeres, reafirmando
la represión y estigmatización de la sexualidad de las mujeres.
De esta manera, se hace evidente la necesidad de unir
la lucha contra el patriarcado con la lucha contra el sistema capitalista para
que ni el estado, el gobierno ni las iglesias se metan con nuestros cuerpos. Y
en el caso de Costa Rica, un primer paso en este sentido es librar una gran
lucha por el Estado Laico sin concordato, no como un fin en sí mismo, sino como
un puente para colocar en entredicho el conjunto del ordenamiento social y político
del país, marcado por el conservadurismo cristiano y la explotación de la
burguesía costarricense y el imperialismo.
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